La ermita de Montemayor está localizada en el término municipal de la localidad de Moguer, en la provincia de Huelva, España. Es un templo religioso católico catalogado como ermita.
El primer dato históricamente documentado que nos habla de la existencia de esta ermita es del año 1380, momento en el que ya se encontraba levantado el templo y en él se rendía culto a “Santa María de Montemayor”. Del primer tercio del siglo XV, más concretamente del año 1431, procede una donación testamentaria en favor de esta advocación por parte de un vecino de Moguer. La ermita se encuentra situada a dos kilómetros del núcleo urbano de la ciudad. Su construcción esta ligada a la aparición en el mismo lugar de la patrona moguereña la Virgen de Montemayor. Según cuenta la leyenda fue encontrada por el pastor Alonso Núñez en ese lugar, llamado Tamar o Tamaríz, donde fue escondida por el sacerdote moguereño Antonio Quinta Cabañas en el año 714.
La arquitectura de la Ermita ha venido sufriendo sucesivas transformaciones debido, unas veces a la necesidad que imponía la afluencia de los fieles, y otras debido al deterioro propio de los tiempos, unidas a catástrofes e inclemencias climatológicas.
La Ermita o “eremitorio” que decidieron las autoridades civiles y eclesiásticas levantar tras la aparición de la Imagen, estaba formada por una sola nave pequeña “…. de 24 varas de largo por 10 de ancho, cavada en la tierra del monte, tejado a dos aguas y campanil sobre la entrada, donde se venera las excelencias de la Madre de Dios, nuestra Señora”.
Debido al aumento de las visitas de devotos y fieles, era preciso una reforma. Efectivamente, en 1490 se procedió a ampliar la primitiva construcción agregándole a “ … la cabecera un cuerpo cuadrangular cubierto con bóveda de triángulos”. Unos años más tarde, según notas de Don Antonio Hernández Parrales, se adosó al edificio por su parte izquierda unas pequeñas dependencias para vivienda estable del ermitaño.
En 1532, gracias a las donaciones recibidas, se remoza la Ermita, agregándole “ … una cubierta a modo de galería o soportal con pilares ochavados, basa y capitel de ladrillos, para refugios de los peregrinos”. Estos portales o galerías presentaban tres arcos de medio punto. El central enmarcaba la pequeña puerta de acceso a la Ermita.
En el año 1755 el terremoto de Lisboa arrasó parte de la edificación, perdiéndose parte de los soportales, que fueron reemplazados, unos años más tarde, por otro soportal más simple, de dos arcos reprimidos o rebajados. El espacio de los tres arcos anteriores lo habían repartido en dos, con una columna de mármol blanco procedente, de los despojos de otro edificio noble.
En 1967 tuvieron lugar algunos cambios en el interior, ejemplo el Camarín, pérdida de la reja que dividía la Capilla Mayor del resto de la nave central, así como la ampliación de la puerta de entrada.
En 1975, se comienza la demolición de los soportales y se le da al edificio su estructura primitiva volviendo a presentar la fachada principal los tres arcos de medio punto. A partir de aquí, las obras no cesan, hasta el punto de desaparecer casi todo el edificio viejo.
La actual Ermita presenta una composición de estilo andaluz, rica en planos diferentes, abundante luz, donde la estética juega con los espacios, la cal, el ladrillo, la forja y la madera. Además, se construye un crucero con cúpula sobre tambor octogonal que adquiere así planta de cruz latina. Así las cosas, el actual edificio debe fecharse en los siglos XVIII y XX.
El antiguo retablo barroco del siglo XVIII que antaño cobijaba a la patrona de Moguer en el altar mayor del templo se encuentra hoy en la capilla Sacramental, y acoge a las imágenes de San José, y otras, hasta un total de cinco esculturas (siglo XVIII), además del Sagrario. En esta misma capilla encontramos la escultura de un Arcángel (siglos XVII-XVIII), y la colección de exvotos.
Ya en la nave central, se encuentra el Cristo de los Milagros, bella escultura de madera policromada del siglo XVI, la tumba del obispo moguereño fray Ildefonso Joaquín Infante y Macías, y la titular, la Virgen de Montemayor, que ocupa el altar mayor sobre unas andas de plata. En el crucero, destacan dos grandes pinturas barrocas, una de las cuales reproduce el Sacrificio de Isaac (siglo XVII), y la otra, las meditaciones de San Jerónimo (siglo XVII-XVIII).
En el edificio destacan también su portada principal con espadaña de dos cuerpos y pórtico de tres arcos, y el patio lateral de estilo andaluz. Junto a la ermita destaca la blancura de una fuente mudéjar del s. XIII.