Esta Hermandad es una Asociación Pública de Fieles de la Iglesia Católica, cuya fecha de fundación es inmemorial, y a través de Decreto de confirmación canónica del Señor Obispo de Huelva con fecha de 10 de Febrero de 1989, goza de personalidad eclesiástica jurídica propia.
Las muestras de devoción hacia la Virgen de Montemayor como se puede observar en la historia, es enorme, prueba de ello, la asistencia masiva de fieles y devotos durante la celebración de los días de la Novena, Función Principal de Instituto el ocho de septiembre, Función Principal de romería, rezo del Santo Rosario por las calles de la ciudad, traslados hacia Moguer en Agosto y traslado hacia la Ermita en Octubre, y las numerosas visitas tanto a la parroquia desde agosto a octubre y a su ermita durante el resto del año.
Es la hermandad con mayor número de hermanos censados y actualmente con ocho Hermandades Filiales y cuatro Hermandades Hermanadas.
Aprobación de las Reglas. 1862 – 1867
El día 16 de diciembre de 1861 se encarga la redacción de los Estatutos de la Hermandad. Estos fueron aprobados por el Emmo. Sr. Cardenal – Arzobispo de Sevilla, Don Manuel Joaquín Tarancón, el día 17 de septiembre de 1862, quedando establecida canónicamente. Posteriormente fue enviada a Madrid a fin de obtener el placet regio.
La Reina de España, Su Majestad Doña Isabel II, dio su aprobación a las Reglas de la Hermandad de Nuestra Señora de Montemayor, dado en Palacio a veinte de febrero de mil ochocientos sesenta y siete. Esto ocurrió con el Pontificado del Santo Padre Pio IX.
Aparición de la Imagen. Octubre 1470
La tradición de toda esta Historia Mariana nos la relata un manuscrito que en 1804 legaba Sor Teresa de Tolón, monja clarisa del Monasterio de Santa Clara
En los trabajos de España del año de setecientos catorce, Juan Antonio Quinta Cabaña trató con los sarracenos de que en este lugar se había de permitir que hubiese sitio o barrio de cristianos. Y teniendo esto adelantado no tuvo efecto por causa de un judío, pero alcanzó que su familia estuviese libre y entrasen y saliesen en el lugar, y tratasen, pagando lo debido entre los moros.
Este buen sacerdote fue el que ocultó la imagen de Santa María de la Natividad y la llevó hacia el sitio que llaman de la Mar porque tenía en aquel paraje una heredad y juntamente una cabaña; y de aquí llamaban Quinta Cabaña. Este habiendo visto que no se pudo conseguir lo que pretendía, intentó en esta quinta tener oratorio para el consuelo de los cristianos. Visto no tener tampoco efecto ocultó la santa imagen en una encina que estaba en un barranco muy grande, y de mucha espesura. Y llamaban aquel sitio del Monte Grande o Mayor. Y teníanle a este sitio grande miedo por que decían se veía allí una serpiente y otros de dragón, otros decían diferentes asombros. Y así conservó siempre intacta, y también de fuego que lo intentaron y jamás pudieron porque todo lo obedecía como a su Reina.
Y por los año de mil cuatrocientos setenta, guardando Alonso Nuñez una heredad en aquel sitio sabía los miedos que causaba, y para él servía de tanto gusto ver la espesura, y amenidad, e igualdad que de ello daba gracias a Dios. Y en viendo gente, decía: Con admiración miren este Monte Mayor que me causa tal contento el mirarlo que no se explicarlo. Y esto le movió a hacer como un retiro a devotos ejercicios porque era hombre que trataba de oración. Y saliendo un día tan enfervorizado que él mismo decía con admiración este sitio de miedo es, pero yo digo que aquí se manifiesta Dios, hasta que con este mismo fervor un día comenzó a decir: ¡O grandeza de Dios, y de su Madre! Y reparó que de lo más alto salía tal fragancia, que parecía que todos los olores del mundo se habían juntado. Y con esto fue rompiendo el monte hasta llegar a lo más alto, y mirando una encina se quedó admirado de su grandeza, y hermosas ramas, y registrando, vio, a la hermosísima María. Y esto fue el mes de octubre a cuatro del mismo año. Y dando cuenta al lugar vinieron los Cabildos Eclesiásticos y Secular y con toda solemnidad la llevaron, y por tres veces se vino a su sitio. Y viendo esto allanaron el barranco, y con brevedad le hicieron su iglesia y el dicho se quedó en el cuidado de su culto. Su tamaño es de tres cuartas; y es de cedro, de talla no muy curiosa. Y el Niño le sale de las entrañas e inclinado hacia el lado del corazón.
Nombramiento de Patrona de Moguer. Octubre 1854. Pontificado del Santo Padre Pio IX.
A primero de Octubre de mil ochocientos cincuenta y cuatro, reunidos en el Ayuntamiento bajo la presidencia del Sr. D. Francisco Rodríguez – Thorices, asociado al venerable clero de la Iglesia Parroquial, deseando rendir el debido culto a una protección tan singular, que nunca ha aparecido tan sensible como en estos instantes en que la mayor parte de los pueblos gimen víctimas de la destructora enfermedad del cólera: que los pueblos de esta provincia y con especialidad Ayamonte, Huelva, San Juan del Puerto y El Berrocal, han sufrido y sufren también tan desolador azote, esta Ciudad de Moguer en el mejor estado sanitario, ha creído oportuno convocar al venerable clero para que junto al Ayuntamiento se nombrase oficialmente Patrona de ésta Ciudad a Ntra. Sra. de Montemayor, poniéndose en conocimiento a S. Emma. El Cardenal Arzobispo de la Diócesis para la resolución que en justicia corresponda.
Las indulgencias fueron concedidas por diferentes Obispos, a los fieles que rezaren las oraciones prescritas por ello ellos, ante la Imagen de la Virgen de Montemayor en su Ermita.
Excmo y Rvdmo. Señor Obispo de Marcópolis, concede 40 días de indulgencias si rezaren una Salve o Ave María.
Excmo. Y Rvdmo. Sr. Obispo, Fray Domingo de Silos Moreno, Obispo de Cádiz y Algeciras, concede, el 18 de julio de 1842, 40 días de Indulgencias si rezaren una Salve y rezaren por la Iglesia.
Ilmo. Señor Obispo de la Diócesis de Plasencia, concede 40 días de Indulgencias por rezar de rodillas una Salve o Ave María.
Otros 40 días por cada día de la Novena si asiste a ella y extiende su devoción. Fecha 14 de julio de 1843.
Arzobispo de Toledo, Canciller Mayor de Castilla, Senador del Reino, Prelado Asistente al Sacro Solio Pontificio, D. Fr. Cirilo de Alameda y Brea, concede 80 días de indulgencias a todos los fieles por cada vez que devota0.
mente rezaren el Ave María o la Salve ante la Imagen de Ntra. Sra. de Montemayor que se venera en su Ermita sita en el término de la Ciudad de Moguer. Concedido el ocho de enero de 1858.
Fray Rodrígo Echevarria y Brioñes, Obispo de Segovia, concede, el 25 de febrero de 1858, 40 días de indulgencias por el rezo de las Letanías en Honor de la Virgen.
Fray Ildefonso Joaquín Infante y Macías, moguereño, Obispo de Tenerife, Prelado Domestico Su Santidad, concede 40 días de indulgencias a los fieles que rezaren un Ave María, Salve, Novena, parte del Santo Rosario, Jaculatoria o cualquier otra oración aprobada a la Virgen de Montemayor. Dado en San Cristóbal de La Laguna, a 1 de noviembre de 1881.
Dr. Don Pedro Cantero Cuadrado, Primer Obispo de Huelva, concedió 100 días de Indulgencias al rezar 9 Ave María intercalando la estrofa “Como Dios tanto te quiso, como Dios tanto te amo, ruega por los pecadores, Virgen de Montemayor”. Esta concesión la hizo en la primera Visita Pastoral Diocesana a Moguer el día 19 de mayo de 1962, una vez que visitó la Ermita de Montemayor.
El Dr. D. José María García Lahiguera, Obispo de Huelva, concede 100 días de Indulgencias a los fieles que rezaren devotamente ante la Venerable Imagen de Montemayor una parte del Santo Rosario o alguna otra oración, invocándola con la jaculatoria “Madre y Reina de Montemayor, ruega por nosotros”. Dado en Huelva, el 9 de mayo de 1966.
Antes de partir para Valencia para ser Arzobispo de la Diócesis, dejo escrita esta plegaria como oración recordatoria:
NUESTRA SEÑORA DE MONTEMAYOR
“Mi Reina, Señora y Madre, dicen que el amor se prueba en el dolor. Y yo digo que el dolor se acibara cuando el amor tiene que pronunciar la palabra adiós. El amor aborrece la ausencia y la distancia, y la despedida es el primer paso hacia la distancia y la ausencia. Solo queda como consuelo y apoyo el recuerdo y el cariño. Eso lo tendrás siempre, te lo aseguro, Madre mía.
Virgen de Montemayor, puesto que amas y amas como Madre, que es el mejor y más puro amor, no te olvides de mí”.
Durante la redacción de los estatutos en el año 2001, según exhortaba el Rvdmo. y Excmo. Sr. Obispo, Don Ignacio Noguer Carmora, y siguiendo las instrucciones del Señor Cura Párroco de Moguer, D. Manuel Castilla Bonaño, que insistía en la necesidad que una hermandad sería; con una tradición secular de culto al Santísimo Sacramento, como realiza la Hermandad Matriz de Montemayor, a lo largo del año en los que la Eucaristía y la Exposición y Adoración a Jesús Sacramentado están presentes; se hiciera cargo de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Moguer, se procede a la reorganización y fusión de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Moguer en la Hermandad Matriz de Nuestra Señora de Montemayor.
Las Reglas y Ordenanzas de la Cofradía del Santísimo Sacramento de Moguer, fue aprobada por la autoridad eclesiástica competente del Arzobispado de Sevilla, y confirmadas por Real Provisión de su Majestad Católica Don Carlos III de fecha 6 de junio de 1781.
En esas mismas se hace mención que dicha Regla era de reorganización de la Hermandad Sacramental que se fundara dos siglos antes, es decir, en el siglo XVI.